"Yo soy el pan de vida; el que viene a Mí no tendrá ya hambre, y el que cree en Mí jamás tendrá sed" (Jn. VI, 35).
Nuestra hermandad dado su carácter sacramental, tiene como Titular al Santísimo Sacramento y por tal motivo celebramos todos los años, según indican nuestras Reglas, Triduo Sacramental y Procesión Eucarística y todos los jueves del año Exposición con Su Divina Majestad.
Según dice el Derecho Canónico en su canon 897: "El Sacramento más augusto, en el que se contiene, se ofrece y se recibe al mismo Cristo Nuestro Señor, es la Santísima Eucaristía, por la que la Iglesia vive y crece continuamente. El Sacrificio Eucarístico, memorial de la muerte y resurrección del Señor, en el cual se perpetúa a lo largo de los siglos el Sacrifico de la cruz, es el culmen y la fuente de todo el culto y de toda la vida cristiana, por el que se significa y realiza la unidad del pueblo de Dios y se lleva a término la edificación del cuerpo de Cristo. Así, pues, los demás sacramentos y todas las obras eclesiásticas de apostolado se unen estrechamente a la santísima Eucaristía y a ella se ordenan".
Es decir la eucaristía es el culmen y la fuente de todo el culto y de toda la vida cristiana, todo en la Iglesia tiene que tener su fuente y su fin en el Santísimo Sacramento.
El Beato sevillano, Manuel González García, Obispo de Málaga y Palencia y nacido en la calle Vidrio, muy cerca de la Parroquia de San Bartolomé, era un ferviente devoto del Santísimo, era conocido como el Obispo de los Sagrario abandonado. Antes de su muerte dijo:
"Pido ser enterrado junto a un sagrario, para que mis huesos, después de muerto, como mi lengua y mi pluma en vida, estén siempre diciendo a los que pasen: ¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No dejadlo abandonado!"
El Papa Francisco hace énfasis al decirnos que "El tiempo que uno pasa con Jesús en el Santísimo Sacramento es el tiempo mejor invertido en la tierra."
El Santísimo Sacramento es el principal Titular de nuestra Hermandad, ya que en Él encontramos la presencia real de Dios, hecho Ostia Santa. ¡Jesús se hace presente en su Divina Majestad!
¡Alabado sea Jesús Sacramentado!
¡Sea por siempre bendito y alabado!